"LO QUE ES PARA TI, NI AUNQUE TE QUITES...
Y LO QUE NO ES PARA TI, NI AUNQUE TE PONGAS".
Pocos dichos tan exactamente acertados como este. Podemos contar infinidad de historias que pueden parecernos quizá algo irreales y hasta absurdas pero totalmente ciertas y no acabaríamos nunca.
Por nombrar algunas y solo para traer un poco de calma a nuestras mentes en estos días después de los dos fuertes sismos del mes pasado, recordaré que una chica joven en un desayuno reciente nos comentó que su padre le dice siempre que el no debería estar aquí. Comenta que en el temblor del 85 el vivía en Tlatelolco y se regreso de su carro a apagar el radio, en ese momento le toco ver como el edificio de al lado se caía sobre su auto. "No era para el o no te tocaba".
Escuche también a una señora contar a otra que su vecina no había enviado a sus hijos ese día a la escuela y que su edificio se había caído y en la escuela no paso nada. "Si era para ellos o si les tocaba".
En un programa de científico de televisión escuche una investigación sobre una persona que cayó 18 pisos en el WTC, cuando el derrumbe de una de las torres y no le sucedió nada. "No era para el o no le tocaba".
Leí también alguna vez en una revista la historia de un hombre que se salvo del Titanic y de otra gran tragedia y había fallecido de un resbalón con jabón en la regadera de su baño. "Dos no fueron para el o no le tocaban, pero la tercera si".
Todo esto para recordar que, como le decía en estos días a un amigo en una broma muy fuerte: "Si te toca morir en un temblor, el te ve a seguir hasta el fin del mundo en donde sea que te escondas, y sino te puedes poner en el epicentro y nada te pasara".
Podemos tratar de recordar este famoso dicho para traer algo de calma a nuestras mentes y revisar los cientos de historias que todos conocemos que nos confirman con la certeza de una formula matemática, el hecho de que hagamos lo que hagamos pareciera que tenemos marcado desde nuestro nacimiento el camino de vida en estos aspectos.
No se trata tampoco de exponernos o arriesgarnos a sucesos naturales, simplemente de tener presente que mantener la calma puede hacer también una gran diferencia. Y que podemos estar seguros de que pase lo que pase cada quien tiene su destino marcado de una u otra manera. El miedo no nos deja vivir y nos mantiene aislados. Tratemos de vivir sabiendo que habitamos en una zona sísmica y como la vida misma esto conlleva ciertos riesgos con la cuales tenemos que aprender a convivir.
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