domingo, 4 de abril de 2021

Ejercicio de transformación del "Huevo de Pascua".

Les pido que se relajen y se queden quietos. Cierren los ojos. Ahora recibirán en la medida que den. Ante ustedes se halla un ser iluminado. Puede ser alguien a quien han conocido bien en esta encarnación o que conocieron durante la anterior, y que ahora vela amorosamente por ustedes. Podría ser también el Maestro Jesús quien, en aquellos lejanos días de la Pascua Florida, se encarnó entre nosotros, y puede sentir y compartir nuestro sufrimiento mejor que nadie. Confíen en cualquiera entidad que su Ser Interno perciba y, por un momento, comuníquenle los pesares, los problemas y las angustias que ahora están sufriendo o que sufrieron en el pasado, y aun los malos pensamientos que quizás irradiaron hacia los demás.

El ser iluminado acepta su pena con verdadera compasión, lo que les permite tranquilizar su conciencia, iluminar su corazón y purificar su alma, de modo que puedan participar en la segunda parte del ejercicio.
Desde que apareció la gran luz de la Navidad, la Naturaleza ha estado preparando en forma secreta el espectacular y maravilloso, nacimiento de la primavera. Nuestros pensamientos positivos pueden rotar en una forma similar, bajo la protección de la Oscuridad Cósmica.
Les pido que visualicen un huevo; vean su cascarón blanco, con un opalescente matiz azul y rosa, bañado con el argentado brillo de una noche iluminada por la luna.
Ahora visualícense dentro del huevo opalescente. El interior está oscuro, pero se siente apacible .Ignoren el mundo exterior, aun cuando éste lance una sombra sobre ustedes. Se encuentran en el seno de la Unidad, en la matriz de la Madre del Mundo, quien pronto los dará a luz.
Ahora, entre los colores de la noche, en el seno de su Ser Interno centellea un cristal puro, como símbolo de la Conciencia Crística que algún día alcanzaremos.
Guarden en su mente los más elevados pensamientos de amor, simpatía, bondad y generosidad que su alma pueda dar. Observen cómo crece este cristal dentro de ustedes, protegido por el cascarón que ahora va a romperse.
Todos los pensamientos positivos y vivificantes que están ocultos en lo más recóndito de nuestro corazón psíquico tienen que nacer en este momento. Nuestro cristal debe sentir la tibieza de los rayos del Sol y ver la deslumbrante luz del día.
En el momento de romperse el cascarón del huevo, todos nuestros pensamientos de amor salen precipitadamente, llenando el corazón de todos los seres. Esos pensamientos realizarán su labor beneficiosa, antes de empezar de nuevo el eterno proceso que rige nuestro mundo: germinación y nacimiento.
Por el imperator Christian Bernard.


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